30 julio, 2006

Masa


Masa. Masa yerma. Masa que va a morir al mismo inmenso precipicio donde desaparecieron nuestra Madre y nuestro Padre. Masa que avanza. Como quiera que sea, este perpetuo movimiento hacia el vacío mantiene un melancólico equilibrio que desaparecerá por si sólo. La absoluta abolición de las sólidas realidades se acerca en silencio. En el camino, me cruzo con miradas descompuestas que como caníbales famélicos se devoran las unas a las otras. Masa hambrienta.
Hasta ahora, siempre pensé que no tenía por mía la posesión de este mundo que con tanta frecuencia evocó temblores menores en las manos que muestro para insultar el paso del tiempo.Pero hoy, el miedo a que tal fenómeno exista sólo es comparable al que siento cuando imagino, aunque sea por un fugaz instante, en que deje de existir. Ese miedo convertido en visión me señala, me apunta cuidadosamente y me hiere sin conseguir hacerme recordar su nombre. Ese nombre que como una pesada túnica nublada me envuelve en una veloz espiral de pensamientos semáforo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Masa hambrienta. Masa carnosa. ¡El secreto está en la masa!

liquorpuris dijo...

no te voy a contestar! podría hacerte pupita
;P