Regla de Ocha

El culto religioso conocido en Cuba como Regla de Ocha o Santería, se basa en la adoración de los orishas o deidades del panteón yoruba de Nigeria, sincretizados con los santos de la Iglesia Católica (con esto se entiende que cada una de las deidades equivaldría a un determinado santo).

El porqué de este sincretismo nace cuando los nigerianos fueron sacados como esclavos durante los siglos XVI y XIX de su país, prohibiéndoseles rendir culto a sus propios dioses. Sin embargo hay otra teoría (sin duda complementaria con la anterior) en la que se afirma que fue la misma Iglesia Católica la que permitió esta identificación para atraer y acercar a los esclavos a su doctrina.

La religión de los orishas está ligada a la noción de familia. La familia numerosa, originaria de un mismo antepasado, que engloba a los vivos y a los muertos. Al perderse el sistema de linajes tribales o familiares se produce una hermandad religiosa que involucra a los padrinos y sus ahijados en un parentesco que va más allá de la ligazón sanguínea para convertirse en una línea horizontal abarcadora y compacta. El padrino o la madrina pasan a ser padre y madre de un sinnúmero de hijos pertenecientes a una forma de culto denominada popularmente línea de santo. La antigüedad y prestigio de un santero no está dado solo por su edad, conocimientos o poderes adivinatorios, sino por la fecha en que se hizo santo. Por ello, un joven que al que hiceron santo cuando era niño, tiene por así decirlo, un mayor nivel en la santería que un hombre adulto o hasta un anciano.

La adivinación constituye el pivote de la santería, y las ceremonias de iniciación se rigen por el dictamen de los dioses, que son quienes determinan si una persona deberá o no recibir el "aché" o gracia divina. Son los orishas los que deciden quiénes tienen derecho a recibir los collares o a iniciarse oficialmente recibiendo en su cabeza al santo que le ofrezca su paternidad. Sin la decisión de ellos, sin su consentimiento, nada puede realizarse en la vida del practicante.

El poder (o aché) del ancestro-orisha tendría, después de su muerte, la facultad de encarnarse momentáneamente en uno de sus descendientes durante un fenómeno de posesión provocado por él.

La Regla de Ocha cuenta con un numeroso panteón de divinindades (Elegguá, Ochosi, Oggún, Orula,Changó,Yemayá,Obbatalá,Oyá y Ochún entre otros) a las que hay que alegrar y satisfacer frecuentemente con ceremonias festivas que llevan este propósito. Lo esencial, como principio, para los que practican esta religión, es el culto respetuoso a los orishas mediante la adoración, alimentación y cumplimiento ritual de todas las fechas históricas dentro de la liturgia santera.Las prácticas religiosas se realizan en las casas-templos, locales generalmente compartidos con la vivienda de los dirigentes de culto y en los que se conservan los objetos del ritual y las representaciones religiosas que son objeto de veneración.

Homenaje al Babalosha Vicente Portuondo